Martes, 24 de diciembre de 2019 Desde la ventana de la habitación 202 del hospital veo el ir y venir de gente celebrando las fiestas. Yo no puedo dormir. El sillón parecía cómodo la primera noche, no tanto la cuarta. El pronóstico es grave y reservado; los médicos no se aventuran a asegurarme si me comeré las uvas aún como casada o pasaré a ser la primera viuda del año. Es curioso cómo destacamos la llegada a este mundo, pero en cambio silenciamos la muerte. No me imagino las noticias del 1 de enero diciendo y además el primer muerto del año ha sido… Y es que cuando lloramos la pérdida de algún ser querido o amigo en parte lloramos también por nuestra propia y futura muerte, lejana o no, pero certera. Mis pensamientos son interrumpidos únicamente por el cacharro ese como se llame de respiración asistida. En realidad ha pasado a ser un sonido habitual, como un hilo musical. Ya no interrumpe, acompaña. Domingo, 29 de diciembre de 2019 He hecho amistad con la mujer de la habita
Todo empezó en un semáforo. No soy rubia, no tengo un descapotable pero hago las croquetas como las de mi madre. Me gusta escribir. Reírnos de nosotros mismos nos mantiene locos en un mundo de cuerdos.