La madre, al ver su rostro, enfureció. Rompió todos los espejos del hospital y no dejó que nadie se acercara al bebé, evitando así que fuera fotografiado. Vendió el piso de Madrid y se fueron a vivir a un pueblo abandonado de Soria. El niño creció ajeno a todo y ella no hubo verano en el que no se arrepintiera de su desliz. Creía que estaban a salvo hasta que una mañana vio a Narciso acercarse por el sendero. En el momento en el que padre e hijo se vieron, cayeron perdidamente enamorados el uno del otro. (detalle del cuadro ‘Eco y Narciso, de John William Waterhouse) Relato finalista de la IX edición de Relatos con Banda Sonora de La Ventana (cadena SER) y Escuela de Escritores. Banda sonora: Narciso , de Pipiolas
Todo empezó en un semáforo. No soy rubia, no tengo un descapotable pero hago las croquetas como las de mi madre. Me gusta escribir. Reírnos de nosotros mismos nos mantiene locos en un mundo de cuerdos.