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Orígenes


La Rubia nació de un semáforo, bueno no, nació de su madre y de su padre, pero para mí no, porque ella llegó a mi vida montada en un descapotable, vintage, con matrícula de dos letras pero mucho glamour, del de barrio, del que podemos llegar a envidiar, porque el otro está demasiado alto para ser alcanzado (y eso que ahí ando con mi primitiva semanal, que soñar es gratis e intentarlo sólo cuesta 1 euro). Y es que las comparaciones son odiosas, pero inevitables, cuando paras en un semáforo, hace calor, miras de reojo por el retrovisor y recuerdas que tienes tus canas por cubrir, que te resistes a hacerte mechas porque no quieres dejar de ser morena. Y mientras piensas en el tinte de supermercado tono 5 o tono 5.3 (aún y corriendo el riesgo de no cubrirlas) te percatas del coche descapotable que está justo detrás de ti, y de una rubia que va al volante, que aunque también vaya con gafas de sol sabes de sobras que es más joven. Y es que estoy en esa edad en la que cuando vas al médico ya rara vez es más mayor que tú, y te fastidia y mucho, ir al oculista, hablarle de tus problemas y soltarte un “¿qué edad tienes? ¿Has cumplido ya los 40?” Y piensas que podría haber mirado la ficha de cliente y ahorrarte el disgusto, porque claro, a partir de los 40 se cansa y se cae todo, que eso de Newton y la gravedad hasta el momento era sólo una lección de física, ahora pasa a ser una comprobación diaria, sobre todo en verano, cuando vas en tirantes y ves tus brazos y piensas, ya cuelgan… ya tengo los brazos de mi madre. Volviendo a la rubia, volviendo al descapotable, al semáforo y a mi coche, porque miré mis canas, miré su rubio platino, miré su descapotable, y miré mi techo aguantado por chinchetas de lo descolgado que está (nota: ¿funcionaría igual con los brazos?) y es inevitable compararte y pensar que el día que repartieron pelazo, tipazo y cochazo, a ti te pilló durmiendo, o no habías nacido, que eso es lo que me dicen mis padres cuando comentan algún recuerdo con mi hermano mayor (nos llevamos 10 años), que o no había nacido, o estaba durmiendo, o era muy pequeña. Y el semáforo se puso en verde y justo al arrancar recordé lo viejo que es mi coche, el humo que echa y que el pelo de la rubia del descapotable cogería un cierto tono rubio ceniza.

Desde ese día, la Rubia del Descapotable se escribe con mayúsculas, porque representa muchas cosas, porque dices en una misma frase rubia, descapotable, morena y utilitario… y no hace falta decir nada más, nuestra cabeza ya pone a un lado a la rubia con el descapotable y la morena con el utilitario, somos así, sólo tenéis que hacer la prueba en Google. Y ya ni os cuento las imágenes que salen de rubias en biquini en el descapotable. Pero yo no estoy de acuerdo, porque el hábito no hace al monje, y creo sinceramente que las rubias con descapotable también saben hacer croquetas. Porque si quieres también hacer la prueba, te encontrarás que las mujeres que salen cocinando croquetas en Google acostumbran a tener un delantal a cuadros puesto y peinan canas, de las de sin teñir, y seguramente las croquetas sean para sus nietos.

Rubia, morena, pelirroja, canosa, teñida, natural o sin pelo, me da igual lo que tu cabeza lleve puesto, eso es sólo lo que los demás ven, no lo que somos.

Y si has llegado a hacer la prueba y has puesto rubia y descapotable, échale un vistazo a este artículo, esta rubia del descapotable no es de las de llevar biquini al volante:

http://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2017/11/19/rubia-descapotable/968831.html

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